"EN TIEMPO Y ESPACIO”
En una linda mañana de Julio manejaba por la carretera estatal Karla una muchacha como miles de ellas, que trabajan y esperan que llegue su tiempo indicado para tomar unas merecidas vacaciones, por lo que volante en mano se dirigía a San Francisco a casa de unos amigos a pasarla muy bien.
De pronto, comenzó a nublársele la vista y sentir que su cabeza se ponía muy pesada, por lo que decidió aparcar y esperar que le pasara el malestar, así quedo muy tranquila recostada hacia atrás con los ojos cerrados.
Al momento se vio transportada a un bello lugar, un campo rodeado de flores, las mas bellas que había visto en toda su vida, corría un río estrecho pero caudaloso y flores de loto habían por doquier, árboles frutales jamás vistos y algunos cervatillos y ciervos grandes corrían a sus anchas.
Karla se vio vestida con un traje blanco de gasa, y mangas largas acampanadas. Su escote bien bajo por donde se veían unos senos jóvenes, su piel blanca, sus ojos negros como la noche, su pelo a la cintura negro y rizo. Llevaba una coronilla de flores pequeñitas de color blanco.
Sus bellos y pequeños pies no tenían zapatos; pero ella no se sentía incomoda pues al caminar parecía que los tuviera. Miraba un camino largo que tenia delante y al final, en la distancia se veía un castillo. Camino un buen trecho, algunos guerreros que pasaban a caballo por el lugar la saludaban y le decían.
__ ¿Buenos días, señorita Juliana? ¿Como esta usted hoy?
Ella, saludaba un poco asombrada, ya que su nombre no era Juliana si no Karla, más no dijo nada y siguió adelante.
Ya estaba casi a las puertas del castillo, solo la separaba el puente, así que con pasos firmes hacia allí se dirigió.
Al llegar, los soldados presentando sus armas le saludaban.¬¬
Ella con un movimiento de cabeza y sonrisa les contestaba.
Uno de los soldados abrió la puerta de pesado roble y la joven pudo entrar.
Una vez dentro, vio un enorme salón ricamente engalanado, brillantes lámparas de fino cristal cortado pendían del techo dándole al lugar un toque de elegancia y distinción.
Las personas que caminaban a esa hora por el salón la saludaban con una inclinación de cabeza.
Frente a ella vio una enorme escalera toda de mármol que daba a un piso superior. Ya frente Karla subió y miro muchos cuadros que estaban puestos en la pared hacia el lado izquierdo, cuadros con señores de un alto grado militar, ella siguió subiendo hasta llegar al final encontrándose con un pasillo largo.
De la pared pendía un cuadro con una foto de un militar joven que tuvo que mirar muy detenidamente ya que le era familiar, estaba vestido con un traje azul oscuro y condecorado con medallas de alto grado, sujetaba un sombrero que al final de este tenia un penacho de plumas.
De pronto, dirigió su mirada hacia la puerta que estaba al final del pasillo y sintió la corazonada de que allí encontraría la persona que le diría como ella había llegado allí y porque….
Cuando ya estaba frente a la puerta de ébano, tallada, iba a tocar y esta se abrió lentamente dándole paso al recinto, Karla entro y se paro en el centro de una sala bien espaciosa, era una biblioteca, todo bien claro, limpio y se respiraba un perfume a flores que venían de un jarrón que estaba en el centro de una mesa.
Al otro costado de la biblioteca había una mesa grande de roble y detrás de ella estaba el dueño y señor de aquel castillo. Antes que Karla pudiera hablar el caballero dijo.
__ ¿Por que me dejaste y marchaste sin que nadie supiera de ti, mi bella Juliana? Ella estaba un poquito lejos no podía distinguir bien ya que el caballero se encontraba con la cabeza baja mirando unos papeles.
Ella le contesto.
_No se de que me habla, no se porque estoy aquí. El entonces se paro del asiento donde estaba y fue cuando Karla pudo ver que este hombre era el mismo del cuadro que había visto afuera y que tanto le había llamado la atención. Mi bella amada, como he sufrido todo este tiempo sin saber de ti, sin saber porque me habías dejado después de jurarnos tanto amor, sabias que iba al campo de batalla con mis soldados y cuando regresara victorioso nos casaríamos, dime ¿Por que te fuiste?
Ella de nuevo lo miro, pues el a medida que hablaba, iba caminando hacia ella, cuando el estuvo frente a Juliana la tomo en sus brazos la acerco a su pecho hablándole muy suave al oído, a ella le resulto familiar el calor que emanaba de su pecho fuerte y varonil, esa voz le traía profundo recuerdos. El acariciando su larga cabellera le seguía hablando. __Juliana, ahora no sabes cual es el motivo por el que estas en estos momentos aquí pero caminemos hacia ese ventanal y cuando veas tu casa te darás cuenta de todo. Así lo hicieron y cuando ya ella estaba frente a la ventana vio una casa grande de dos plantas que estaba justa detrás del castillo rodeada de naranjos y manzanos y como un flechazo vino a su mente todo.
Esa era una vida pasada, algo que por cosas inexplicables había quedado inconcluso, José era un amor no terminado en ese tiempo y espacio y el la había llevado de nuevo allí para saber porque todo había quedado así. Karla habló de esta manera. __Es verdad mi amado ya recuerdo todo, yo era la hija del Capitán de los soldados del Rey y tu el Mayor de todos ellos, nos enamoramos en secreto y fui tuya, tu me juraste amor eterno y que en cuanto vinieras de la guerra, nos casaríamos. Pero hubo una trampa en batalla y casi todos los guerreros murieron, y a ti ni vivo ni muerto, pudieron encontrarte y yo al ver pasar los meses y pasar un año y tu no llegabas decidí irme a otro país para esconder mi pena, mi dolor y mi deshonra; pues ya había sido tuya.
El de nuevamente la tomo en sus brazos y unieron sus labios en un beso lleno de amor y esperanza en una nueva vida, seguros estaban de nuevo la vivirán quizás en otro tiempo y espacio. El le dijo___ Juliana ¿Que te parece si bajamos a los naranjos que están florecidos detrás de la casa donde tantas veces nos besamos a escondidas? ¿Quieres?
Ella asintió y tomados de la mano bajaron por la escalera que estaba escondida detrás de la biblioteca que también ella conocía.
Ya en los naranjos, el olor era tan suave, los azahares estaban florecidos, se sentaron en la hierba. El recostó su cabeza en las piernas de ella, hablaron de muchas cosas y se siguieron jurando amor eterno.
El se levanto, la tomo en sus brazos, la beso con desesperación. El sabia que estaba llegando la hora de ella marchar y le dijo:
__Juliana, quiero que sepas algo, siempre te he amado a través de todo este tiempo, aquí esperare eternamente por ti. Cuando veas las hojas de los naranjos caer, cuando los veas florecidos y aspires su delicado aroma, escucha bien, ese soy yo que espero por ti. No habrá tiempo ni espacio en que no deje de soñarte. Te amo mujer, te he amado y te amare por toda la eternidad.
Ella veía como a medida que el hablaba se iba esfumando. Desesperadamente le grito…___José, no marches amor, espérame, yo no quiero partir, no quiero de nuevo ir a donde no soy feliz, déjame aquí contigo en nuestro mundo de felicidad, no te alejes ahora que de nuevo te he encontrado no me dejes partir, tu puedes hacerlo, tu puedes dejarme aquí si quieres, vivamos este amor que quedo truncado, vivirlo en esta dimensión donde estoy ahora, siempre seré mas feliz de lo que soy ahora...No te vayas...No me dejes. El le contesto. ___Amor, todos venimos a este mundo por una razón, cada cual tiene un karma que tiene que cumplir, en el plano donde estas ahora, el que te a tocado vivir; pero cuando este termine aquí estaré aguardando por ti, mi vida. Y finalmente desapareció, ella lloraba, lloraba con un llanto desgarrador, un llanto que no podía sofocar, de repente se vio en su auto.
Cuando abrió los ojos estaba un oficial preguntándole
__Señorita ¿Se siente bien? ¿No quiere que le llame a la ambulancia? la veo muy pálida y sudorosa. Ella le contesto que no que estaba bien, que se había sentido mal; pero que ya estaba pasando, no hacia falta que llamara a nadie. Entonces el oficial saludándola fue hacia su auto marchando en pocos segundos.
Karla miro al cielo y sonrió, pensando que en algún lugar del espacio y del tiempo, un hombre estaba guardando por ella para unir sus vidas y nunca más separarse. Así que, puso en marcha su auto y siguió su camino adonde la esperaban sus amigos, no sin antes, mandar con la punta de sus dedos un beso al hombre que la había amado a través del tiempo y espacio...
Fin
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